lunes 11 de abril de 2011

Subsidios: el eje del gasto. Por Ismael Bermúdez


La partida total de subsidios a la energía, el transporte, alimentos y otros bienes y servicios equivale al 5,61% del PBI, de acuerdo al último informe del gasto público total ­Nación, provincias y municipios-- que elabora el Ministerio de Economía. Proyectadas las cifras de 2009 a 2011, arroja una cuenta de más de US$20.000 millones, superando los $80.000 millones, equivalente al 13% del gasto público total. En 2001, en medio de la crisis, la partida de subsidios económicos era del 1,73% del PBI, equivalente a casi el 5% del gasto total. El 5,61% del PBI se descompone de la siguiente manera: La Nación: 4,1%. Las provincias: 1,28%. Los municipios: 0,23%. De esta manera, la mitad del aumento del gasto público que se produjo a partir de 2001 ­pasó del 35,65% al 43,19% en 2009-- se debe al crecimiento de los subsidios de las tarifas y otras compensaciones. En realidad, el peso es mayor porque el gasto público está abultado por el pase, desde fines de 2008, de las jubilaciones privadas al Estado. Esta cuenta de subsidios es al margen de lo que el Estado o las provincias dejan de recaudar por la "promoción industrial" o por reducciones o exenciones impositivas a varios sectores económicos. Con relación a 2001, tras la devaluación y pesificación, el gasto público social se redujo, hubo una disminución del peso de los servicios de la deuda y un incremento cada vez creciente en los llamados "servicios económicos". En el resto, se produjo una recomposición del gasto, con cambios en su distribución. Pero esta fuerte licuación del gasto público que siguió al derrumbe de la convertibilidad ­ con una brusca caída de 5 puntos-- quedó revertida ya en 2006 y desde entonces siguió en ascenso, superando ahora la marca del 40%. De las cifras oficiales se desprende que la aceleración del gasto pudo ser financiada porque la presión tributaria también estuvo en ascenso en un contexto de recuperación económica y de fuerte alza de los precios internacionales de los productos que la Argentina exporta. Y también a través del recurso de las transferencias contables del Banco Central, por la mayor inflación o por la depreciación del peso y los rendimientos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSeS que pasaron a engrosar las cuentas del Tesoro. El resto se fue financiando con mayor deuda con la ANSeS y con el ingreso de los aportes que antes iban a las AFJP. Esto último implica que el Estado pasó a hacerse cargo y deberá hacerse cargo con mayor intensidad en el futuro de las jubilaciones de esos aportantes, algo que ya se está verificando. Dentro de los subsidios económicos, el mayor gasto ­80%-- va a la energía y el transporte, lo que permite que una buena parte de los consumidores tengan los precios congelados. El objetivo era "anclar" precios que inciden en la inflación, pero a pesar de las tarifas subsidiadas, la inflación real en los últimos 4 años supera el 120%. En este contexto, descongelar tarifas dispararía los precios y produciría un fuerte shock inflacionario, en tanto mantenerlos ampliaría cada vez más la brecha entre los costos y las tarifas. Según Ecolatina, "las empresas que gestionan los ferrocarriles y los subterráneos cubren apenas entre el 30 y 40% del gasto en salarios con la venta de boletos". Este año, más aún con las elecciones en el candelero, las tarifas seguirán congeladas con aumentos de salarios en el transporte entre el 23 al 28% y porcentajes mayores en combustibles. Por eso, el Gobierno insiste con la "receta" pero liberando algunos rubros. Tan solo días atrás, el Gobierno liberó el precio de las naftas y de inmediato hubo alza de más del 5%. Para Ecolatina, desde diciembre de 2001 a diciembre de 2010, la suba acumulada del transporte público y de la luz y combustibles para el hogar fue del 102,3%, el resto de los precios tuvo un alza del 338%. Según la Encuesta de Grandes Empresas, que elabora el INDEC, (ultimo dato de 2009) surge que los ingresos por subsidios recibidos del Estado de las primeras 500 firmas de la Argentina, entre los años 2003 y 2009, pasaron de $1.958 millones a $14.899 millones. Si se descuenta la inflación, equivale a un aumento del 345% en términos reales, llegando a representar el 6,5% del valor agregado. Estos subsidios están concentrados en la región metropolitana e incentivan el consumo de los sectores de altos ingresos, en especial luz y gas, lo que abulta la cuenta de los subsidios e introduce una redistribución regresiva de la carga fiscal.