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Nuestro País - Sus Aborígenes

Los Diaguitas  

 

Los cincuenta pueblos indígenas que, conjuntamente constituían por raza y cultura la Gran Nación Diaguita, estaban diseminados en un territorio de más de doscientos kilómetros cuadrados en lo que hoy conocemos como noroeste argentino. Fueron los más avanzados entre los grupos que poblaron el territorio argentino y ello se debió fundamentalmente, a la poderosa influencia incaica. Habitaban las provincias de Salta, Catamarca y Tucumán.

Y aunque fueron en su totalidad pueblos pacíficos, como cuadra a los que viven de la agricultura, también fueron sin embargo celosos defensores de sus tierras y de su libertad. Así lo demostraron en cuanta oportunidad tuvieron en el transcurso de las centurias, experimentando tremendo vigor bélico, organizándose y encontrando jefes dignos para su defensa. No obstante su amor y apego por sus tradiciones no fueron impermeables a la influencia benéfica de pueblos más civilizados. Esa penetración intercultural se aprecia en sus artesanías, en la cosmovisión filosófica de la vida, en sus costumbres generales.

 

SU ZONA NATURAL:

Los testimonios arqueológicos los ubican en toda Catamarca y en vastas regiones de Jujuy, Salta, Tucumán, La Rioja, San Juan y Santiago del Estero.

Se trata de un conjunto de pueblos con diversas denominaciones de acuerdo a la aldea a la que pertenecían y con un lenguaje común denominado: Diaguita o Cacán, que incluía tres diferencias: 

Calchaquí en el norte

Cacana o Diaguita en el centro

Capayán en el sur

 

HISTORIA:

La paz de los Diaguitas terminó cuando comenzó la conquista. En 1561 formaron un gran ejército al mando de Juan Calchaquí -por él, los españoles los llamaron Calchaquíes- y lograron alejar a los invasores hasta Santiago del Estero. Pero en 1665 los conquistadores, que habían fundado varias ciudades y se habían fortalecido, lograron vencerlos. Para evitar una nueva rebelión, los separaron y distribuyeron en distintas zonas del país.

Es así como a comienzos del siglo XVII, 11.000 aborígenes fueron sacados de su territorio natural - Los Quilmes en Tucumán- y trasladados a pie hasta la provincia de Buenos Aires. Éste es el origen de la actual ciudad bonaerense de Quilmes.

Desarrollaban sus actividades en poblados como Quilmes, La Paya, Tolombón, los que tenían un espacio fortificado "pucará" para defenderse de los ataques. 

 

ORGANIZACIÓN SOCIAL, FAMILIA, DERECHO:

Carecieron de un gobierno único permanente. Sus caciques llegaban al poder por sucesión; "suceden los hijos a los padres y los hermanos, si no tienen hijos", lo que implicaría la existencia de una verdadera casta gobernante. Hubo un gran número de caciques de los cuales don Juan Calchaquí fue el principal, llegando a convocar a todas las parcialidades de su nación. La autoridad del cacique era absoluta. Preferían la muerte a la pérdida de su autoridad plena. Ante la invasión española realizaron coaliciones muy numerosas.

La poligamia parece haber sido una regla general. Por ejemplo: a la muerte del esposo, el hermano heredaba sus mujeres. Es posible observar las huellas de ceremonias de iniciación varonil, a la que eran sometidos los jóvenes al llegar al período de la pubertad. La familia diaguita era poco numerosa ya que estaba compuesta por cuatro o cinco personas.

Un pueblo sedentario, organizado en Tribus o clanes "ayllu" constituidos por varias familias regidos por un jefe "curaca", que podía tener más de una esposa según su condición económica. 

 

ALIMENTACIÓN:

Aunque el maíz era la base de su alimentación, también los porotos y el zapallo formaban parte de su dieta.

Eran excelentes agricultores, sembraban con un palo de regular grosor que utilizaban para preparar la tierra donde depositaban las semillas. Cultivaban el maíz, la quinoa, la papa, el zapallo y los porotos. De los incas, los diaguitas aprendieron a cultivar en terrazas, aprovechando de este modo las laderas de las montañas para sus cultivos. La aridez del terreno era contrarrestada con el riego artificial, construyendo para ello excelentes canales y acequias, técnica también tomada de los incaicos.

Practicaban la caza y criaban llamas, de las cuales aprovechaban su lana, carne, cuero, leche; también les servían de transporte.

Practicaban la recolección de la algarroba -fruto del algarrobo-, que almacenaban en contenedores construidos debajo de la tierra, que además les servía de alimento y con la cual elaboraban bebidas alcohólicas, como la chicha y la aloja, y una pasta seca o pan llamado : "patay". 

Lograda la domesticación de la llama, aprovecharon al máximo lo producido por este animal, que constituía una parte importante de la economía diaguita.

 

ASPECTO FÍSICO:

Eran altos, fornidos, de facciones agradables y tez clara. Vestían largas camisetas de lana tejida con adornos geométricos y ponchos. Calzaban ojotas de cuero, algunos se cubrían la cabeza con un gorro con orejeras, de colores muy vivaces. Otros usaban vinchas, prendedores, aros y coloridas pecheras, de plumas, huesos, piedras y metales.

Fueron excelentes metalúrgicos. Trabajaban el cobre, el oro y la plata. Realizaban magníficos tejidos y piezas de alfarería, que cumplían las funciones de urnas funerarias y vajillas diarias. Calzaban ojotas y se adornaban con vinchas, aros, prendedores, etc. confeccionados en metales como el oro, cobre (que unieron con el estaño para obtener el bronce), piedra, madera, etc.

Como armas usaron arco, flechas, hondas y hachas, con las que ofrecieron tenaz resistencia a los colonizadores españoles, y combatían de a pie.

 

ARTE:

Practicaban la pintura, las danzas y la música. Sus instrumentos más conocidos fueron la corneta, el tambor y la flauta.

 

LA VIVIENDA:

Las formas de las viviendas iban de lo rectangular a lo cuadrangular. Se componían de varias habitaciones comunicadas entre sí, con angostas puertas para su salida al exterior.

Utilizaron, en su construcción, el método "pirca" (superposición de piedras) el techo, a dos aguas, era de paja o torta (mezcla de paja, ramas y barro). 

 

RELIGIÓN:

Adoraban al sol y a los fenómenos de la naturaleza. Creían en el rayo y en el trueno, considerados dioses de los Andes, conectados con la Madre Tierra. Sus hechiceros, además de dirigir las ceremonias, curaban las enfermedades. Tenían sacerdotes especiales, "magos" o "hechiceros". Creían en la inmortalidad del alma aun cuando desdeñaban la antigüedad y la profundidad de esas mismas creencias.

Los sacerdotes eran también médicos. Cuando un diaguita se hallaba enfermo y próximo a morir, sus parientes lo velaban en medio de copiosas libaciones. Esto lo entendían como una defensa de las fuerzas malignas que le amenazaban. Las ceremonias del entierro duraban ocho días y luego se quemaba la casa para impedir su regreso. Como para ellos sólo existía la muerte violenta, todo fallecimiento se suponía provocado.

La creencia en el más allá se reflejaba en todo un ciclo de ceremonias relacionadas con la muerte, desde el entierro en "posición ritual" hasta la elaboración de sepulturas pircadas acompañando al muerto con su ajuar funerario. Los adultos eran enterrados en cámaras pircadas o directamente en la tierra, salvo en algunos casos se les enterró en urnas, a la manera de los niños. 

 

Fecha de Última actualización: 19/04/02

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