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Entre dioses, semidioses y libros. » Capitulo Uno: Una carta del destino.
Entre dioses, semidioses y libros. (ATP)
Por Line Wayland
Escrita el Jueves 18 de Julio de 2013, 21:19
Actualizada el Sábado 28 de Febrero de 2015, 21:42
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Capitulo Uno: Una carta del destino.

Los dioses estaban en sus cosas del día, era el solsticio de invierno. Hades discutía con Demeter, esta le gritaba cosas acerca que del secuestro, Perséfone solo negaba avergonzada. Zeus y Poseidón discutían por lo de siempre, quien era el favorito, que desastres eran mejores, en fin. Hermes y Apolo hablaban en voz baja, Artemisa los veía y murmuraba entre dientes "Hombres", Hera estaba quieta viendo a su marido y a su hermano, Hestia veía a su propio fuego, Atenea leía un libro de "Las mejores estrategias", Ares coqueteaba con Afrodita, Hefesto solo pensaba en la mejor forma de hacerlos quedar en ridículo y anotaba sus progresos, Dionisio leía algo de vinos, cada tanto suspiraba nostálgico.

Los semidioses estaban por llegar, o eso era lo que ellos creían. Un paquete llego a sus pies de ellos, seguida de una nota que quedo cercana de Artemisa. Esta tomo la nota y se aclaró la garganta para empezar a leer y de paso conseguir la atención de los que veían la caja.

 

Queridos Dioses y Diosas:

Este paquete contiene los libros de un mestizo muy especial, deberán leerlos todos ustedes (Hestia, Perséfone y Hades están incluidos en el ustedes), también vendrán semidioses que tengan que ver con la lectura, algunos llegaran desde el principio, aun cuando no aparezcan en el principio, otros llegaran cuando empiecen a tomar importancia. Así, al finalizar todos los libros, tomaran entre ustedes la decisión de cambiar o no el futuro, con la advertencia que los semidioses olvidaran todo lo leído y dependerá de ustedes y únicamente de ustedes la decisión.

Todos deberán jurar por el Styx que no se dañara a nadie, entiéndase mestizos, en ningún momento.

Att: Las Destino.

 

 Todos estaban confundidos suponían que el futuro no era nada bueno si las Parcas estaban asiendo esto, ellas jamás habían intervenido antes de ello con los semidioses, con la vida propia en realidad.

Poseidón, que era el más cercano al paquete lo tomo y abrió.

—Percy Jackson —al decir eso se paralizo, su hijo tendría unos ocho años, pero en un no tan vano intento para no ser descubierto dijo rápidamente—  y los dioses del olimpo: I El ladrón del rayo, II El mar de los monstruos, III La maldición del titán, IV La batalla del laberinto, V El último héroe del Olimpo —a cada titulo que leía se ponía cada vez mas pálido, ¡Su niño tendría que enfrentar cinco libros con títulos nada alentadores! ¿No podía llamarse uno: Percy Jackson y el parque de diversiones? ¿O Percy Jackson y las vacaciones soñadas? o ¿Percy Jackson y el gigante helado de moras? O ¿Percy Jackson y las ovejitas dormilonas?

—Um, muy bien… —Zeus fue interrumpido por un brillo en medio de  la sala.

Del destello de luz salieron un chico parecido a Poseidón apuntaba a un chico con cierto aire de parecimiento a cierto dios. Hermes jadeo al reconocer a su hijo.

—¡Luke! ¿Qué haces aquí hijo? —pregunto con preocupación, ¿Qué tendría que ver su hijo con Percy Jackson?

El chico apenas y lo vio, tenía la mirada mas perdida en el olimpo como intentando asimilar el lugar en donde estaba. Pero antes de que siquiera contestara, algo brillo. Una niña rubia rizada, que podría ser bien una californiana cualquiera, a no ser por sus ojos grises tormenta estaba parada cerca del trono de Atenea, y un sátiro estaba parado cerca del trono de Dionisio. Cuando todos pensaron que todo había pasado ya otros dos brillos aparecieron, del primero una chica de unos catorce cayo a los pies de Ares, y del otro un chico de unos doce también cayó a los pies de Hades…

—      ¿Quiénes son? —pregunto Zeus al ver tantos semidioses saliendo de brillos. Todos se voltearon a verlo. Los chicos se veían unos a otros. Nadie sabía quien empezaría.

—Mmm… Creo que yo empezare, soy Nico Di Angelo, hijo de Hades, nací antes del juramento —aclaro al ver que Zeus estaba apunto de gritarle a Hades—. Rey de los fantasmas —termino el chico. Hades sonrió pero de inmediato se preocupo, si su hijo estaba allí, ¿dónde estaba su hija?

—¿Y Bianca? —pregunto a su hijo. Nico puso una mirada triste. Suspiro nostálgico y vio al pequeño, lo cual sonaba raro ya que el niño tendría la misma edad que el y en su tiempo era mayor que el, Percy.

—Murió —contesto un tanto seco un tanto triste. Le dolía su muerte mucho, pero no quería tirarse a llorar en una situación que parecía delicada. Además no es que fuera de demostrar mucho sentimiento. Hades lo vio con dolor en su mirada.

—Ya ves hija, te dije que él… —empezó a decir Demeter con afán de insultar a Hades pero un grito se escucho en toda la estancia, por un día Hades no aguantaría a Demeter.

Había amado a María más de lo que le gustaría admitir, tal vez tanto como a Perséfone o tal vez incluso más porque María también lo amaba a él. Había amado mucho a sus hijos que tuvieron juntos: Bianca tan prometedora, y Nico tan inocente y parecido a él a diferencia de Bianca que se parecía a María en muchos aspectos de su vida. Le había dolido perder a María, por eso escondió a sus hijos en el Lotus, y enterarse que ellos fue en vano no era de mucha ayuda, sí Nico se veía de doce y la vez que lo dejo en el casino tenia diez entonces Bianca no había vivido mucho, dos años a lo mucho más de los que él vio por ultima vez.

—¡Calla Demeter, no estoy para tus boberías! —grito Hades a la diosa que guardo silencio en ese instante. Le gustaba burlarse e incluso alegar con Hades pero eso no significaba que no lo quisiera, no era necesario que fuese Afrodita para ver el amor que Hades profesó a María di Angelo, ni para ver el amor a sus dos hijos di Angelo.

—Bueno sigamos. — Dijo Perséfone viendo a su esposo con una mirada dolida. Un hijo, ¡bueno! Ella no le daba a Hades hijos, era entendible que él quisiera uno, pero no era uno, ¡eran dos y de la misma madre! Ella sabia todo sobre la madre de los hermanos di Angelo, vaya que lo sabía porque ella quería saber que tenia esa mortal que ella, una diosa inmortal bella, no tuviera. No lo encontró, más que la mortal tenía hijos que la querían, el corazón de Hades y todo lo que Perséfone no tenía.

A pesar de ello, cuando vio a Nico, al pequeño Nico, decir que su hermana había muerto no pudo dudar que no era quien para juzgar al niño por la madre que tuvo, ni por si era o no hijo de su esposo. Porque Nico necesitaba una madre, y ella quería un hijo.

Aunque notaron el aura de Perséfone, todos dieron un pequeño "Si" que hizo que todos continuaran las presentaciones con la chica rubia.

—Annabeth Chase, hija de Atenea y consejera de mi cabaña —dijo la chica mirando a su madre. Ella le sonrió un poco, Annabeth le correspondió la sonrisa. Para Atenea todos sus hijos eran un orgullo, algunos más que otros, pero en este momento Annabeth ocupaba su puesto numero uno. Había llorado tanto viendo como sufría con su madrastra y como su padre no le defendía tanto como debería, había visto como Luke y Thalia la cuidaron y vio cuando su hija lloro la muerte de su casi hermana, su hija necesitaba atención y amor, algo que Atenea estaba dispuesta a darle cuando pudiera y en sus posibilidades.

—Luke Castellan, hijo de Hermes, consejero de mi cabaña. —siguió Luke al ver que ni Annabeth ni Atenea decían, pero con rencor al decir "Hermes". Aunque dicho rencor no paso por desapercibido para su padre.

—Percy Jackson… Hijo de nadie, indeterminado —Percy suspiro tristemente, todos decían algo de su padre o un titulo y él era un nadie a comparación de ellos. Pero de inmediato vio como todos jadeaban viendo un punto sobre él. El tridente de Poseidón brillaba con una fuerza espectacular. Su mirada iba al trono de Poseidón, que le sonrió débilmente, al tridente que se alzaba sobre su cabeza con una fuerza espectacular.

—Eres hijo de Poseidón. —comentó Zeus con la paciencia a punto de morir. Bien él tuvo una hija griega, eso no significaba que su hermano pudiera también, ¿cierto?

—Em… yo… lo siento —se disculpo Percy pesé a no saber porque se disculpaba exactamente, ¿por ser hijo de Poseidón? ¿por estar allí? ¿por haber nacido?

—No te disculpes hijo, y Zeus te recuerdo que tú tampoco cumpliste el trato así que mantén tu boca cerrada —amenazó el dios del mar dando una mirada fría a su hermano y luego una nueva y cálida sonrisa a su hijo.

—Grover Underwood, sátiro y compañero de Percy —se presento tímidamente el sátiro.

—Clarisse La Rue, hija de Ares y consejera. —dijo la chica que había caído a los pies del dios de la guerra. Él dios en cuestión sonrió aunque no como Poseidón o como Hades, era más bien una sonrisa de aprobación.

—¿Alguien sabe porque estamos aquí? —pregunto Luke al ver que no quedaba quien se presentara. Los dioses rápidamente les explicaron a los chicos.

—¡Mis pensamientos serán leídos! ¡Eso es profanación a mi espacio personal! —grito Percy al terminar, aunque anoto mentalmente buscar la palabra profanación.

—No es como si quisiéramos leer tus pensamientos hijo del mar —gruño Zeus, todavía estaba enfadado pero no podía hacerle nada al chico por más que quisiera, no era tan tonto para meterse con su hermano mayor.

—      Hijo, hermano, calmados. Si las Parcas lo han hecho es porque han decidido que esto es importante. Lo mejor será leer los libros, una vez terminados podemos decidir cual será tu destino, cual será su destino de ustedes, ya que están aquí por algo importante.

—Yo quiero empezar —grito Nico para que todos lo voltearan a ver. Los dioses no estaban seguros de que pudiera hacerlo después de todo como un semidiós, aunque fuera hijo de Hades, tenia que tener algún problema para ello.

—Pero…

Una carta callo del techo a los pies de Annabeth que la recogió y tomo, poso sus ojos en la carta, y su cara paso de frustración al leer no comprender a sorpresa inmensa de haber visto algo increíble. Empezó a leer la carta sin mayor dificultad.

Queridos presentes:

 

Los libros han sido hechizados para que los semidioses los entiendan, aun que no estén en griego los libros. Así que todos podrán leer por igual los libros. No esperamos que resulte algún problema el leerlos.

 

—Bueno al parecer pensaron en todo —murmuro Atenea.

—Empecemos —apresuró un impaciente Poseidón, quería leer acerca de su hijo, todos asintieron. Nico se aclaró la garganta, y empezó:

—      Percy Jackson y el ladrón del rayo —Luke se puso pálido "Si descubren que soy yo…", sacudió su cabeza bajo la mirada de preocupación de Hermes. Pesé a todo, pesé a los sentimientos de su hijo a su persona él lo amaba—. Capitulo uno: Accidentalmente vaporice a mi profesora de pre-algebra —Poseidón se congelo al instante… Que no podía decir "Accidentalmente encontré un lindo cachorritos", Percy quedo pálido, eso… Solo había vaporizado a una de sus profesoras… Esto definitivamente iba a ser muy pesado.

 

Como ven volví a empezar la historia pero ya les dije por que, los capítulos se irán eliminando conforme vaya subiendo la nueva versión. Siento los inconvenientes, los quiero mucho.



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